sábado, octubre 02, 2010

El amor, los gritos y el silencio

Mahatma Gandhi nació el 2 de Octubre de 1869

Un maestro hindú y sus discípulos viajaron hasta el río Ganges para bañarse. A la ribera del río, una familia discutía a los gritos. - ¿Por qué es que las personas se gritan cuando se enojan? - preguntó el Maestro. Los discípulos reflexionaron durante unos momentos hasta que uno de ellos se animÓ a decir: - Gritamos porque perdemos la calma. - Pero, ¿por qué gritarle a la persona que está justo a tu lado? Bien puedes decirle todo lo que quieras de una manera más suave - respondió el Maestro. Algunos discípulos esbozaron otras respuestas, pero ninguna de adecuada solución. Finalmente, el Maestro explicó. - Cuando dos personas se enojan, sus corazones se alejan. Para poder seguir escuchándose, deben gritar a fin de cubrir esa distancia. Cuánto más enojados están, más fuerte deben gritar para salvar la lejanía que los envuelve. El Maestro siguió diciendo: - ¿Qué ocurre cuando dos personas se aman? No se gritan, sino que hablan suavemente y susurran, ya que sus corazones están muy cerca el uno del otro. La distancia que los separa es diminuta, casi invisible... Cuando dos personas se aman profundamente, sin reservas, plenos en aceptación, ¿qué sucede? Murmuran, y su amor los acerca mucho más. No hablan. Llega un momento en que se miran y sin palabras, se entienden... Así de cerca están las personas cuando se aman. Finalmente, miró con firmeza a todos y cada uno de sus discípulos para decir: - Cuando discutan con vuestros seres queridos, no permitan que sus corazones se distancien. No pronuncien palabras que los alejen... De no hacer esto, llegará el día en que la distancia será tan grande que no podrán encontrar el camino de regreso al amor. (Cuento tradicional hindú)

PD: Me gustó mucho este breve cuento cuando lo leí porque tiene mucho que ver conmigo y con mi relación con mi padre. Sufrió una enfermedad hace 10 años y sufre aún hoy las secuelas. A veces me cuesta tenerle la paciencia suficiente y me ofusco con él y le hablo a los gritos como para imponerme. Y eso no está bueno, luego no me hace sentir bien. Y como siento que no se puede andar por la vida a los gritos con la gente, sobre todo con la familia, es que lo comparto para que entre tod@s contruyamos un mundo sin agresiones verbales y a los gritos. Y valga desde aquí el perdón a mi padre, por ser tan dura con él a veces.