
La pintura, de 30 x 50 cm. fue exhibida por última vez en 2005, en una retrospectiva de Kahlo realizada en la Tate Modern de Londres, tras permanecer oculta durante veinte años en una colección privada en Estados Unidos. Poco después batió el récord de precio pagado por una obra de arte latinoamericana al alcanzar los 5,6 millones de dólares en una subasta organizada por la firma Sotheby's en Nueva York. El comprador, del que se desconoce la identidad, realizó la adquisición por vía telefónica.