
La vida es... momentos,
tú bien lo sabes... me enseñaste;
un collar de momentos
(sedal de horas vacías,
aguja de sensibilidad.)
Alrededor de tus caderas lo enredaré,
de tu cabello,
de tu pecho tibio;
serán sonrisas que endulcen este otoño
que ya nos aprieta los latidos,
cuando las hojas, rojas,
incendien el suelo en las madrugadas de hielo...
Y así, me iré... te irás...
rocíos llenos de luna en las caras,
hacia otro horizonte que inventar,
hacia otro amor que alimentar.
Quizá no en vano.